miércoles, 22 de agosto de 2018

El estrés baja las defensas... ¡A menos que seas una rata!

Que el estrés afecta las defensas es un hecho consensuado por la comunidad científica. No obstante, algunos estudios recientes de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNL y el CONICET contribuyeron con datos que contradicen esta noción general.
En estudios previos llevados a cabo por investigadores del CONICET y de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) se demostró que la exposición prolongada a factores estresantes determina un aumento en algunos elementos del sistema inmune de especies autóctonas. Esto sugiere dos cosas:
1 - que, al ser el sistema inmune muy complejo, no se puede generalizar que el estrés lo afecte en su totalidad; y
2- que las formas de regular la función inmune ante el estrés dependen de la especie, ya que cada una ha evolucionado para adaptarse a su historia de vida particular.

Teniendo en cuenta estos antecedentes, investigadores del Laboratorio de Ecología de Enfermedades del Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (ICIVET Litoral, UNL-CONICET) realizaron un experimento en ratas de laboratorio para poner a prueba la hipótesis que en esa especie el estrés crónico sólo afecta partes específicas del sistema inmune, mientras estimula otras más genéricas. Esta hipótesis se construyó teniendo en cuenta el siguiente razonamiento:

1. Durante la evolución de los vertebrados (animales con columna vertebral: peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) surgieron mecanismos de regulación fisiológica para adaptarse a situaciones difíciles. Estas respuestas tienden a maximizar las chances de sobrevivir esos malos momentos. El plan fisiológico cambia y prioriza algunas funciones más necesarias para sobrellevar la crisis en desmedro de otras que lo son menos. Se asume que la disminución de las defensas por causa del estrés forma parte de este mecanismo de ajuste.
2. No obstante, si esta respuesta ante el estrés busca maximizar las probabilidades de sobrevivir y prosperar en momentos difíciles, ¿tiene sentido reducir la totalidad del sistema inmune? La respuesta lógica es NO, sobre todo si se trata de momentos críticos en los que también se suma mayor exposición a agentes que producen enfermedades.
3. Los animales silvestres pasan por períodos donde hay muchos factores estresantes asociados a mayor exposición a enfermedades. Por ejemplo, cuando una especie aumenta drásticamente su número, o cuando escasea su hábitat, se incrementa la densidad poblacional. Esto trae aparejado varios conflictos: se reduce la disponibilidad del alimento per cápita, aumenta el estrés social (más peleas y competencia), y hay mayor riesgo de transmisión de patógenos porque al estar los individuos más cerca entre sí se incrementa la tasa de contacto entre ellos.

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